Post by johnr on Aug 17, 2007 5:03:04 GMT -3
Nunca he pensado en ir a Ikea como la mejor parte de mis vacaciones y lo que es más, nunca voy a hacerlo.
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El ocio asociado al consumo hace de las compras la nueva diversión.
Somos una sociedad hipócrita. A la hora de elegir las nuevas maravillas del mundo mencionamos la Gran Muralla, el Coliseo, Petra, en fin, lo predecible y políticamente correcto. La realidad es que tras un par de horas en uno de estos enclaves sin igual estamos deseando que la guía turística termine lo antes posible su docta charla para irnos como locos de compras a algún mercadillo local. Paradójicamente, aquí todo el tiempo disponible nos sabe a poco. Yo, sinceramente, hubiera incluido Ikea en la lista de posibles candidatas a las maravillas oficiales del planeta de este tercer milenio. Probablemente no hubiera sido la única en votarla. Según fuentes de la multinacional creada por Kamprad, más de 900.000 personas visitan Ikea durante las vacaciones de verano sólo en Noruega, lo que le convierte en la primera atracción turística del país. «Las cuatro tiendas de la cadena en Noruega están en las cuatro ciudades más grandes, todas ellas en el sur del país. Sabemos que la gente del norte incluye una visita a Ikea como parte de sus destinos en vacaciones», ha declarado recientemente un portavoz de la empresa sueca.
Ikea «hostel»
Para que al destino vacacional no le falte de nada, el gigante nórdico ha puesto en marcha este verano una curiosa iniciativa. Durante la semana pasada, una de sus tiendas noruegas se convirtió en «Ikea Hostel», un hotel con capacidad para 30 parejas por cada una de las siete noches. El «paquete turístico» incluía cena, desayuno, albornoz y zapatillas y un tour especial nocturno por la tienda. Los seleccionados pudieron elegir diferentes ambientes, incluida «la suite nupcial». El régimen era gratis total, se trataba del premio a un concurso nacional. .[…] .
El «shopping» en general es una actividad en alza para el turista y el «shopping» nocturno su variante más novedosa. La visita a media noche de la nueva y espectacular tienda de Apple en la mítica Quinta Avenida neoyorkina compite seriamente con los espectáculos de Broadway. ¿No le parece mucho más divertido comprar un iPod a las dos de la madrugada que en plena solana diurna manhateña? En las sociedades hiperconsumistas, el debate no es si abrir o no los domingos. La cuestión es dejar las puertas abiertas toda la noche para los urbanitas de la sociedad del non-stop, como el cubo cuadrado de Apple. Grandes firmas de retail, como Harrods o FamilyMart, han decidido explorar este principio básico del estilo de vida del siglo XXI. Harrods 102 surge con esta vocación mientras que la cadena asiática Famina se extiende ahora por Occidente. Y no es sólo una cuestión de horarios. Para satisfacer las nuevas demandas cotidianas de los urbanitas posmodernos las pequeñas tiendas de este tipo aúnan bienes y servicios, e incluso ofrecen experiencias de bienestar como spas y bares de oxígeno.
Mecas turísticas
Porque la cuestión ya no es sólo vender, ahora hay que proporcionar «gratas experiencias de consumo». El ocio asociado al consumo hace de las compras la nueva gran diversión, no importa que sea en un «todo a cien» o en un «todo a zen» digno de los neosibaritas más refinados. El sector del lujo es el primero que ha entendido que hay que alejarse de la idea tradicional del «puro comercio» y ofrecer una «experiencia inolvidable». En establecimientos como la nueva tienda de Louis Vuitton de los Campos Eliseos o los templos neoyorkinos de Prada se funde el arte, las performances y sus carísimas creaciones en un universo que parece anticipar los trazos de nuevas mecas del consumo.
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El ocio asociado al consumo hace de las compras la nueva diversión.
Somos una sociedad hipócrita. A la hora de elegir las nuevas maravillas del mundo mencionamos la Gran Muralla, el Coliseo, Petra, en fin, lo predecible y políticamente correcto. La realidad es que tras un par de horas en uno de estos enclaves sin igual estamos deseando que la guía turística termine lo antes posible su docta charla para irnos como locos de compras a algún mercadillo local. Paradójicamente, aquí todo el tiempo disponible nos sabe a poco. Yo, sinceramente, hubiera incluido Ikea en la lista de posibles candidatas a las maravillas oficiales del planeta de este tercer milenio. Probablemente no hubiera sido la única en votarla. Según fuentes de la multinacional creada por Kamprad, más de 900.000 personas visitan Ikea durante las vacaciones de verano sólo en Noruega, lo que le convierte en la primera atracción turística del país. «Las cuatro tiendas de la cadena en Noruega están en las cuatro ciudades más grandes, todas ellas en el sur del país. Sabemos que la gente del norte incluye una visita a Ikea como parte de sus destinos en vacaciones», ha declarado recientemente un portavoz de la empresa sueca.
Ikea «hostel»
Para que al destino vacacional no le falte de nada, el gigante nórdico ha puesto en marcha este verano una curiosa iniciativa. Durante la semana pasada, una de sus tiendas noruegas se convirtió en «Ikea Hostel», un hotel con capacidad para 30 parejas por cada una de las siete noches. El «paquete turístico» incluía cena, desayuno, albornoz y zapatillas y un tour especial nocturno por la tienda. Los seleccionados pudieron elegir diferentes ambientes, incluida «la suite nupcial». El régimen era gratis total, se trataba del premio a un concurso nacional. .[…] .
El «shopping» en general es una actividad en alza para el turista y el «shopping» nocturno su variante más novedosa. La visita a media noche de la nueva y espectacular tienda de Apple en la mítica Quinta Avenida neoyorkina compite seriamente con los espectáculos de Broadway. ¿No le parece mucho más divertido comprar un iPod a las dos de la madrugada que en plena solana diurna manhateña? En las sociedades hiperconsumistas, el debate no es si abrir o no los domingos. La cuestión es dejar las puertas abiertas toda la noche para los urbanitas de la sociedad del non-stop, como el cubo cuadrado de Apple. Grandes firmas de retail, como Harrods o FamilyMart, han decidido explorar este principio básico del estilo de vida del siglo XXI. Harrods 102 surge con esta vocación mientras que la cadena asiática Famina se extiende ahora por Occidente. Y no es sólo una cuestión de horarios. Para satisfacer las nuevas demandas cotidianas de los urbanitas posmodernos las pequeñas tiendas de este tipo aúnan bienes y servicios, e incluso ofrecen experiencias de bienestar como spas y bares de oxígeno.
Mecas turísticas
Porque la cuestión ya no es sólo vender, ahora hay que proporcionar «gratas experiencias de consumo». El ocio asociado al consumo hace de las compras la nueva gran diversión, no importa que sea en un «todo a cien» o en un «todo a zen» digno de los neosibaritas más refinados. El sector del lujo es el primero que ha entendido que hay que alejarse de la idea tradicional del «puro comercio» y ofrecer una «experiencia inolvidable». En establecimientos como la nueva tienda de Louis Vuitton de los Campos Eliseos o los templos neoyorkinos de Prada se funde el arte, las performances y sus carísimas creaciones en un universo que parece anticipar los trazos de nuevas mecas del consumo.